lunes, 6 de junio de 2016

Drugs


Puedo afirmar que estoy deseando
esnifarme tus besos, 
y volverme drogadicta mirando
siempre y sólo tus ojos.´


 Poder beber de tu boca cualquier
bebida que me proponga,
hasta llegar al punto de locura
de convertirme en alcohólica.


 Soy adicta a todas tus risas
convertidas en simples "JAJAJA"
porque la vida no me da la oportunidad
de vivir en persona esta simple amistad.


 Incluso podría decir que sin tus mensajes
ahora mismo yo no sería nadie.
Que estaría sola, aunque tal vez 
lo estea de todas formas.


 Porque dime, ¿qué te puedo decir?
¿Que te quiero? ¿Que te amo?
¿Que no encuentro a nadie como tú?
¿Que en mi vida tú eres la luz?


 Siento que cada segundo que te hablo,
es como si te condenara a escucharme,
como si la vida fuesen tres segundos
y yo te quitase cinco.


 Sí, osea, te consumo, te quito la felicidad,
te hago estar mal cuando todo el mundo
te hace sonreír, ser feliz; vivir.
Y lo siento, de verdad que lo siento.


 Qué más cursilerías podría decir,
como que eres más bonito que el mismo París,
que mi vida está construída sobre ti,
y seguramente acabe como Roma en ruinas.


 Que no quiero a nadie más que no lleve tu nombre,
que eres el motivo de todo este desorden.
Que mi coraza estaba hecha con acero irrompible,
y que has conseguido hacer lo imposible.


 No te das cuenta de lo muchísimo que vales,
ni yo tampoco te valoro como te mereces.
Es un "quiero y no puedo",
un "por favor, no me dejes".


 Me he quedado sin versos,
o como le quieres llamar a este intento.
Simplemente, bueno, solo quería
dejarte claro que lo siento.


 Que te quiero,
aunque te hayas ido.










domingo, 15 de mayo de 2016

Loneliness and fear


  Amor, ¿me escuchas?


  Soy yo, a la que llamabas "princesa" cada madrugada. Esa que, según tú, era la protagonista de tus dulces sueños. A la cual robabas besos entre cada comida que realizabas, y la que te decía "te quiero" cada vez que con fuerza la abrazabas.


  No te vayas, por favor, lucha. Como si no hubiese mañana, que realmente dudo que lo haya si tú no consigues salir de esta.


  Por favor, vida mía, aguanta. Coge aire, échalo, vuelve a cogerlo, vuelve a echarlo. Pronto podrás deshacerte de todos estos tubos, y podremos irnos a vivir juntos como siempre quisimos. Comprar una casa cerca de la playa para, así, bañarnos desnudos mirando la Luna. Tener hijos, miles y miles, que tengan tus ojos y tu sonrisa.


  ¿Me oyes? Sé que puedes hacerlo, que puedes escuchar mi voz. Los médicos me han dicho que te hable, que tal vez sentir emociones te ayude a despertarte. Y eso hago, aún con miedo de parecer loca hablándole a alguien que apenas puede escucharme, a una persona que está entre la vida y la muerte. Pero no voy a desistir, sé que puedes sobrevivir y ser feliz.


  Estoy hasta las narices de dormir en un sillón incómodo al lado de tu cama, y no veas como me molesta estar hablando contigo y escuchar un "pi" cada cierto tiempo. Pero sigo aquí, cebándome a comida sin sabor en la cafetería del hospital, intentando mantenerme despierta el máximo tiempo posible a base de cafés con sabor a plástico.


  Nadie viene a verte, nadie puede suplantar mi puesto de vigilarte. Pero me da igual, quiero controlarte las veinticuatro horas del día durante los doce meses de cada año que puedas estar aquí. No quiero irme, a la mierda el trabajo, el dinero, y cualquier otro estímulo que pueda relacionarme con el exterior. Ahora sólo somos tú, yo, y tu vida, la cual parece que ya no depende de ti, sino de lo cruel que puede ser el destino.


  Destino... Que irónico hablar ahora de él, cuando generalmente le agradecíamos el simple hecho de habernos encontrado.


  Te echo de menos, no sabes cuanto. Las ventanas de esta habitación en vez de ayudarme a respirar, siento que me ahogan más y más. Y sólo tengo claro que, si tú te vas, yo me voy contigo, porque estoy segura de que una vida sin ti sería como una muerte pero respirando.


  Por favor, por vigésimo cuarta vez, quédate. No me abandones en un mundo donde la crisis, la pobreza, el miedo y la soledad vayan a acabar conmigo. Sé que somos ambos fuertes, pero tú lo eres más que yo. Así que aguanta, sólo hazlo.


  Maldita sea, ¿por qué se escucha un "pi" tan largo ahora?

martes, 29 de marzo de 2016

Unreal



  Cogerte entre mis brazos y susurrarte un "te quiero" mientras mis manos comienzan a acariciar cada parte de tu cuerpo. Mirarte a los ojos, cerrar uno de los míos en modo de guiño, y luego besarte; tu mejilla, tu abdomen, tu boca... ¿Qué más da, con tal de hacerlo?



  Sentarnos en la terraza en una noche fría, mirando la luna y que las estrellas casi nos sonrían. Dormirme en tu hombro, escuchar tus ronquidos y pensar que eres tierno, aunque yo siempre haya odiado los ruidos molestos.



  Ir por la calle cogidos de la mano, que mi cabeza no alcance tus hombros mas que eso no sea un problema que nos moleste a nosotros. Apretar tus dedos fuerte mientras pasa ese perra (y no de animal precisamente) mientras tú me dices "¿crees que me interesa mínimamente?"




  Volver a casa del paseo; desayunar[te], comer[te], merendar[te], cenar[te], y todas las comidas que en medio de estas van. Mancharme con la salsa de tomate, y que tú no uses servilletas para limpiarme. Tirarte una patata mientras ríes a carcajadas. Joder, ¿y beber la cerveza del mismo vaso, mientras tú te encargas de que no beba demasiado?




  Cuando fumamos un cigarro a medias, y tú me echas el humo en la cara, mientras yo aspiro toda la nicotina de la que soy capaz. Haces siempre que sonría con cualquier pequeña tontería, como cuando nos quedamos sin tabaco y me dices "pues comenzaré a fumarte a ti mi pequeña adicción".




  Que me cuides como si tuviera dos años, y me ames como si llevásemos siglos practicando. Que me mimes, que me hipnotices con tus miradas de "vamos a la cama", y que me regales los oídos con versos baratos sacados de "El rincón del vago".



  ¿Pero sabes que es lo que más me gusta de ti?



  Que como solo estás en mi cabeza, nadie puede tocarte. 



  Porque eres irreal,


  como yo, 


  como el amor.




 Atentamente, Belle.

domingo, 31 de enero de 2016

Un día más


Entro en casa otro día, un día más,
y esas palabras hermosas
en mi mente aún están.


¿Recuerdas cuándo el mundo lo veíamos
en la palma de nuestras manos?
Cuando no había un "por qué"
que no fuese "¿por qué pararnos?".


Limpio la lágrima de mi mejilla,
y entro en la habitación.
Allí, en esa maldita pero perfecta mesilla,
donde colocabas tu libro cada noche.


¿Sigues siendo fanático de historias
reales?
¿O ahora te gusta lo imaginario,
lo imposible de hacer real?


Aún siento tu aliento en mi nuca,
y tu voz susurrándome que me quede.
Que ignore a todos los de mi vera,
que mis sentimientos te pertenezcan.


No puedo seguir, no quiero estar aquí.
Tus recuerdos, tus sonrisas...
Todas tus camisetas perdidas.


Éramos un caos, que no queríamos,
o más bien pretendíamos,
solucionar.
Un mundo patas arriba,
que no puede al derecho estar.


Y los meses, que contigo,
volaban como hojas
arrastradas por el viento.
Ahora estamos en enero,
y parece que jamás llegará febrero.


    Un día más,
las falsas promesas aquí están.
No se van,
quieren clavarse en mí.


¿Tanto te costaba quedarte?





 Atentamente, Belle.

lunes, 4 de enero de 2016

Declaración invisible

En pequeños versos, de no más de diez palabras,
quiero decirte lo que siento, aunque seguramente
no sea para ti suficiente.
Y aunque de que no lo leerás soy consciente,
vivo con el puñal de poner de manera breve
lo que mi cabeza esconde nada más verte.


Quise confesarte lo que sentía,
transmitirte que, contigo, yo no era fría.
Intenté que oyeras toda la cursilería
que lleva en mí  años escondida.
Pero me ignoraste, clavando un puñal en mi herida.


¿Puedo ser sincera, realmente puedo?
Que demonios, si no sabes que te quiero.
Por no saber, ni sabes que existo.
Bueno, miento, puede tengas mío un recuerdo:
"la que me dijo que le intereso".


Es curioso como el mundo da vueltas,
¿no?
Antes eras tú el de los "buenos días",
el de "si necesitas ayuda, no dudes en pedirla".
Pero ahora estoy sola, y perdida
y hundida.


Dicen que la primera vez que lo haces,
no puedes arriesgar todo lo que posees.
Yo, sin embargo, te di todo mi ser,
simplemente por creer que tú eras él:
de mi cuento de princesas, el príncipe.




Atentamente, Belle.